Tendencias y Coyunturas / Año dudoso el 2005

AutorEnrique Lazcano Espinoza

Enero es el mes de reflexiones y conjeturas: se reflexiona sobre lo que pasó el año anterior y se trata de adivinar cómo será el año que empieza.

Las dos variables más importantes para la economía, desde el punto de vista de productores y consumidores, son el crecimiento del PIB y la inflación. El año 2004 que terminó tuvo para la economía mexicana un crecimiento económico del 4 por ciento y una inflación del 5.2, superior a la meta promedio del 3.5 que había señalado el Banco de México en su política antiinflacionaria.

La mayoría de expertos en pronósticos no creen que la economía crezca más de 3.8 por ciento en 2005, y auguran una inflación de entre 3.5 al 4.1 por ciento (la meta es de 3 por ciento).

Ha sido difícil bajar la inflación, por factores que muchas veces escapan a los alcances de la política del banco central. En el año pasado algunos de esos factores fueron los altos precios agrícolas, en especial por las bajas cosechas del jitomate, y de energéticos, como el gas natural y la gasolina, como reflejo de los altos precios internacionales del petróleo.

Por ello el Gobierno ha prometido moderar los aumentos de precios que puede controlar, como el de los energéticos, en especial la gasolina.

No se ve fácil evitar la inflación que viene de factores no controlables, como los del año pasado. No sabemos qué trastornos puede tener la economía mundial en el futuro, como pasó con el alza en el precio del precio internacional del petróleo. Por otro lado el Gobierno, a pesar de sus promesas, puede verse orillado a suplir con el alza de los precios que él controla el faltante de ingresos fiscales que tenga por falta de la esperada reforma fiscal.

En cuanto a la proyección de un más bajo crecimiento, las posibles razones de ello pueden radicar en la falta de "motores internos", como recientemente observó el Center for Economic Forecasting of México. Es decir, que hace falta una más activa política de reanimación del mercado interno. Por ello es ya una creencia generalizada que el poco o mucho crecimiento que podamos tener en el próximo futuro será inercial; es decir, depende de cómo crezca la economía de Estados Unidos, a la que estamos atados.

Ya son varias las veces que los líderes de las asociaciones empresariales, tanto industriales como comerciales, han expresado la queja de que el Gobierno poco hace para reanimar el mercado interno y que solamente parece preocuparse por bajar la inflación y el déficit de finanzas públicas, lo que no está...

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