Tesoros de una selva virgen

AutorIvett Rangel

Enviada

CALAKMUL, Campeche. Un grito escapa por entre las copas de los árboles consiguiendo que todos se queden quietos, en una mezcla de miedo y fascinación. Es un mono aullador que recuerda a quienes visitan la zona arqueológica de Calakmul, "La Ciudad de los Dos Montículos Adyacentes", que éste es su territorio.

Desde las cimas de las estructuras 1 y 2, las pirámides principales que dan nombre a este lugar maya enclavado en la Reserva de la Biósfera del mismo nombre, el sonido llega sin distorsión, aunque resulta imposible adivinar el punto exacto de donde proviene.

Calakmul es el hogar de cientos de especies animales y vegetales, lo que hace que el recorrido tenga un aire de misterio y belleza. Por los senderos que conectan a los distintos edificios prehispánicos, los viajeros se topan no sólo con monos, sino también con águilas, chachalacas y pavos de monte; armadillos, tapires y osos hormigueros; y raramente, con serpientes o felinos.

Aquí se debe caminar con paso ligero y lento, y aguzar la vista sobre las ramas y las hojas. Cualquier ruido o movimiento podría significar la presencia de un ejemplar digno de una imagen. Pero la "cacería" no es sencilla. Para ver animales, de acuerdo con los guías de turistas, hay que llegar cuando abren o irse hasta que cierran; hay quienes permanecen el día entero esperado por una fotografía.

Testimonios de poder

A más de 40 metros de altura, tras ascender 109 escalones, la selva luce inabarcable. Su verdor se pierde hasta el horizonte. Con ayuda de unos binoculares, se logra ver el "Mirador", una zona arqueológica también perteneciente a la cultura maya y a la región del Petén, pero que se ubica en Guatemala, a escasos 30 kilómetros de distancia.

Calakmul se descubrió gracias a los chicleros que, buscando la savia del chicozapote, se internaron en la selva tanto hasta toparse con aquellas monumentales piedras. Quedaron sorprendidos por la cantidad de estelas que custodiaban cada estructura. Al final, se hallaron 108 centinelas que, por su estado deteriorado, no han arrojado datos suficientes del lugar, aunque sí una fecha: septiembre del 431, uno de los...

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