STATE OF THE ART / Un gadget es mucho más que la suma de todas sus partes

AutorDavid Pogue

Durante mi adolescencia en los suburbios de Cleveland, tuve mi primer empleo verdadero en el restaurante de pollo Chick-fil-A de un centro comercial local. Hacía de todo: me encargaba de la caja registradora, preparaba sandwiches y limpiaba.

Sería divertido reportar que ese puesto me enseñó habilidades y preceptos importantes que me acompañaron el resto de mi vida, pero sería excesivo.

No obstante, ese trabajo sí me enseñó una cosa importante sobre el mundo de los negocios. Mi mejor amigo, John, trabajaba al lado, en una relojería. Me contó que podía obtener increíbles descuentos en los relojes, que todo lo que tenía que hacer era pedirlo. De hecho, yo necesitaba un reloj, así que escogí un modelo de 200 dólares y le pregunté que cuánto me costaría. Me dijo que 60 dólares.

Quedé horrorizado. "¿Me estás diciendo que tu tienda paga 60 dólares por ese reloj y luego sube el precio a 200 dólares para el cliente? ¡Eso es vergonzoso! ¡Prácticamente es un robo! ¡Debería darte vergüenza trabajar allí!".

Mi reacción le causó gracia a John y procedió a darme una lección. "¿No me digas? ¿Es una estafa, verdad? Déjame preguntarte esto: ¿cuánto crees que le cuesta a Chick-fil-A cada una de las pechugas de pollo?".

Calculé que, dados los enormes volúmenes que adquiría la cadena, tal vez 40 centavos de dólar.

"¿Y el bollo?". Tal vez 4 centavos. "¿El pepinillo?". Una décima de centavo. "Perfecto, y ¿en cuánto vendes el sandwich?". En 2.40 dólares.

Ahora, ya han pasado 30 años. Todas las cifras de esta anécdota son recuerdos imprecisos, no necesito que vendedores de granjas avícolas me envíen un correo electrónico para corregirme. Pero estoy bastante seguro del resultado: para cuando había sumado, John me había hecho entender que mi tienda de sandwiches tenía un margen de beneficio superior al de su relojería. Yo debería sentirme avergonzado. ¿Verdad?

Pienso en esta transacción cada vez que alguien lleva a cabo un "análisis desglosado" de un iPhone, una Kindle Fire o de otro nuevo producto popular. Estas compañías compran una unidad, la desarman, fotografían sus componentes y calculan el precio de cada uno de ellos. Luego suman los costos de esas partes y tratan de suscitar indignación en el usuario por haber pagado tal margen de ganancia.

Por ejemplo, el desglose realizado por la compañía de investigación de mercados IHS iSuppli respecto a los componentes del teléfono iPhone 4S, vendido en 400 dólares, arroja un costo de 245 dólares.

Y el análisis de la...

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