¡Tiempo de jugar!

AutorBeatriz Elizalde y Francisco Armenta

El juego es un impulso natural del ser humano, jugamos de diversas maneras en las distintas etapas de nuestra vida, de allí que favorecerlo a través de actividades en casa y en la escuela dará a los niños invaluables capacidades que se verán proyectadas a medida que crezcan.

"Es sumamente importante porque posibilita y potencia el desarrollo y procesos de aprendizaje. Se le orienta (al niño) a través del juego para que ese impulso natural se manifieste en ejercicio y exprese su necesidad de movimiento, y propicie el desarrollo de competencias sociales y autorreguladoras.

"Explora y ejercita sus competencias físicas, sus ideas, reconstruye situaciones de la vida familiar y social, también ejercen su capacidad imaginativa, y liberan su expresión oral, gráfica y estética", afirma la maestra Laura Elena González, Directora General de Educación Preescolar de la Secretaría de Educación Jalisco.

Los niños a los que se les limita o, incluso, impide jugar libremente pueden experimentar algunas deficiencias.

"(Quien no juega) es un niño que no tiene autogestión, que no se libera, que no genera habilidades mentales como la atención, la imaginación, el uso del lenguaje. Vamos a ver un niño tímido, sin expresión, sin alegría, sin disfrutar de lo que esta haciendo", advierte González.

Además, en los primeros años de vida el juego es una manera de expresión crucial ya que pueden hacer manifiestos distintos sentimientos, sobre todo si el juego no está dirigido, si es libre, pues es terapéutico.

"El niño va sintiendo y pensando muchas cosas y hay algunas que no puede controlar, y a través del juego las va elaborando o procesando, sobre todo aquello que le va costando mucho trabajo, como cosas dolorosas; por ejemplo, un duelo, si observas a un niño en un juego libre él va a manifestar esa situación dolorosa, que no lo sabe decir con palabras", señala la psicoanalista Erika Miaja, coordinadora del departamento de orientación educativa del Instituto de Ciencias.

Que los pequeños decidan realizar una actividad lúdica sobre otra, el cómo la llevan a cabo y su comportamiento durante ésta ofrece información tanto a papás como a profesores, permitiendo conocerlos más y saber sus intereses para guiarlos.

"El juego ayuda mucho a los niños, pero también a los adultos que estamos cerca de ellos, para conocerlos y poderles dar acompañamiento; por ejemplo, si un niño no juega ya es un foco rojo. Se le puede dar salida primero hablando con él, sondeando a ver qué está...

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