AL TIRO / Argumentos torcidos

AutorPaco Navarrete

Los guerrilleros que intentaron secuestrar a Eugenio Garza Sada y resultaron matándolo sí eran valientes. Y no. Quienes persiguieron y encarcelaron a Elba Esther Gordillo lo hicieron porque es mujer. Y no. Y si ahora acosan al líder nacional del PRI, Alejandro Moreno, es por revancha política y porque buscan silenciarlo. Y no.

Es muy fácil torcer un discurso a favor de cualquier causa. Tan sólo basta dar un dato verídico y rodearlo de... bueno, de basura. Quizás es culpa de nuestro sistema educativo: no estamos preparados para desarmar el argumento de nuestro oponente, tan solo para buscar que el nuestro lo deje callado, indefenso.

La idea última es ganar una discusión, no llegar a una conclusión más sólida, o "verídica". Lo apunto entre comillas para no entrar en vericuetos bizantinos, como "¿qué es la verdad?".

En las oraciones con que empecé este artículo hay una parte de verdad, y otra que solo justifica la causa de quienes las pronunciaron. Los guerrilleros sí fueron valientes, ni hablar. Pero asesinar a un anciano de 81 años difícilmente puede justificarse con sólo decir que eran valientes. Y la inclusión de ese término en un texto firmado por un funcionario del actual régimen no es valentía, es estupidez: el adjetivo fue borrado por él mismo y de todos modos le costó el puesto.

Los sicarios que tienen al País asolado sin duda son valientes. Asesinos, pero valientes. Los soldados que los combaten también son valientes. Muchas veces equivocados, cuando atacan a civiles y después intentan borrar las huellas, pero valientes. También el que se sube a un rascacielos para tomarse la selfie, balanceándose en un pie al borde del vacío, es muy valiente... eso que ni qué.

Otro ejemplo: Belisario Domínguez fue un valiente, pero también tenía razón; sentó un precedente e hizo historia sin necesidad de burócratas que lo ensalzaran. Ahí está la diferencia: en la razón. Los guerrilleros tenían razón en criticar un Estado represor, arcaico, cerrado. Pero no en matar a un anciano, por más "burgués" que fuera. Además, dejó un legado que no se limita a su fortuna económica.

Y es que en estos convulsos tiempos que estamos sufriendo, donde cualquier macuarro se siente con derecho de tomar un arma y asaltar, secuestrar o asesinar a quien se le antoje, por el motivo que sea o sin motivo alguno...

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