AL TIRO / Un debate Región 4

AutorPaco Navarrete

Quién sabe si fue por el formato que propusieron los genios del electoral, pero el debate del pasado domingo entre los candidatos a la Gubernatura resultó más bien indigesto.

No me extrañaría que su rating hubiera sido bajísimo. Por cierto, ¿ustedes lo vieron? ¿De principio a fin? ¿No? No se preocupen, aquí se los resumimos:

Primero se abrió un espacio, pequeñísimo, para que cada uno presentara sus propuestas en cuatro temas: movilidad, medio ambiente, desarrollo económico, empleo y salario. O sea, de a minuto por tema.

A algunos candidatos, como Enrique Alfaro y Miguel Castro, no les ajustó el tiempo. A otros les sobró, porque de plano se salieron por la tangente.

Estaba más fácil echar lodo a los contrincantes, sobre todo a los punteros en las encuestas, Alfaro y un sorpresivo Carlos Lomelí.

Sorpresivo porque ni en sus casas lo conocen -ha de tener muchas: resultó todo un magnate inmobiliario-, y aun así parece que está en segundo lugar de popularidad, beneficiado por el aura de santidad de López Obrador, que últimamente parece estar tocado con el don divino de la popularidad sin límites.

Los siguientes segmentos, llamados con gran imaginación de réplica, contrarréplica y recontrarréplica, fueron tan sólo oportunidades sin conexión para tirarse más lodo. Al final, unos minutitos para hacer su comercial... y sanseacabó.

Sin embargo, algo pudimos sacar en claro. No perdió Alfaro, pues demostró tablas en este tipo de ejercicios y, aunque habló de manera atropellada, alcanzó a delinear sus propuestas y hasta regresó un par de obuses de sus malquerientes. Eso le asegura continuar de puntero, lo cual dará un respiro a su nutrida cohorte de publicistas.

Sí perdió Lomelí, pues a quienes no lo conocían, o sea todos, y aun así lo veían con buenos ojos, gracias a ya sabes quién, no pudo sino decepcionarles: todas sus intervenciones fueron leídas, lo cual lo hizo ver como un monigote sin ideas propias, y para acabarla de complicar, en cada frase repetía, como estribillo de letanía católica, la invocación al santo varón tabasqueño.

Y si a éste le causó gracia en un principio, vayan a saber si no le acabó provocando indigestión, pues Lomelí no pudo responder a una sola de las acusaciones de enriquecimiento ilícito que le propinaron. Y vaya que fueron muchas. Demasiadas.

Miguel Ángel Martínez, del PAN, se dejó ver heroico. Vamos, si esto fuera ajedrez, él sería un peón de sacrificio. Se...

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