AL TIRO / Detenidos con alfileres

AutorPaco Navarrete

No cabe duda. Vaya que hay niveles en un país tan injusto como México. Detienen a Emilio Lozoya, ex director de Pemex. Detienen también a otro malandrín, José Antonio Yépez, "El Marro"... ¡y detienen también a Chespirito!

La detención de Lozoya no es ninguna novedad. Novedad es que ya lo soltaron, con la única obligación de usar una especie de brazalete que indica su ubicación "en tiempo real" y avisar cuando va a volver tarde, para que no se desvelen esperándolo.

Es en serio: llegó de Europa en avión presidencial, fue hospedado en suite privada de un hospital fifí -esos son los nuevos hoteles gran turismo-, salió para rendir su declaración y luego se fue a casita, a tiempo para la merienda.

Eso, señoras y señores, es ser Don Chingón. Lo demás es pedacera.

Se supone que el trato especial es porque el jilguero cantará con más pasión que Pavarotti y sin manosear tanto -las partituras- como Plácido Domingo. Y en su cantar se llevará entre las patitas a más de una verdadera ave de presa. Digamos, de nivel presidencial...

Pero esas son suposiciones. La realidad es que, dicen los enterados, ya libró las acusaciones por la transota de Odebrecht, y no podría ser juzgado de nuevo por el mismo asunto, así que sólo queda la híper mega transa de la planta de fertilizantes... si es que le pueden probar algo. O si quieren, siquiera.

Así, entonces, sólo queda la aportación promocional que su "captura" pueda acarrear a la 4T, por lo que bien podríamos catalogar al ex prófugo como un "influencer"... y de ahí el trato de estrella que le están brindando.

Y... estrellado acabó "El Marro". El temible huachicolero, a quien achacan haber precipitado a su natal Guanajuato en una espiral de violencia que ha dejado no menos de 10 mil muertos, al fin está a buen recaudo.

Cayó gracias a un novedoso operativo perfectamente coordinado entre las corporaciones de seguridad federales y las estatales: las fuerzas federales se fueron con todo y las estatales... dejaron de estorbar. Fue un éxito.

Y vaya que hacía falta. En unos cuantos años el Bajío mexicano pasó a ser la zona de guerra más terrible de nuestro país, ante la mirada impávida de sus mandatarios.

De ahí que algunos de sus críticos más acérrimos clamen que el gobernador Diego Sinhue Rodríguez está coludido con el hampa, aunque los moderados siguen dándole un voto de confianza, alegando a su favor que es un simple pelmazo.

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