AL TIRO / Dos bocas que alimentar

AutorPaco Navarrete

Una noticia sacudió el ámbito del dinero en México, aunque poco escozor provocó en el ciudadano promedio: el anuncio de que la construcción de la refinería de Dos Bocas sigue, contra viento y marea.

"Viento y marea" vendría siendo, precisamente, la opinión de los jeques del ámbito del dinero en México.

¿Por qué? Bueno... porque son fifís. Seguramente hay enemigos jurados de la Cuarta Transformación. Pero también porque su religión es el dinero, y si a nadie le gusta perderlo, a ellos menos.

Y en el proyecto de Dos Bocas hay todavía muchas interrogantes, que se pueden traducir en pérdidas millonarias. Ojalá y no, pero...

Veamos: primero se anunció que invitarían a cuatro constructoras de primer nivel en el mundo en esa minucia que es construir la gigantesca planta refinadora, y además con todos los adelantos de la tecnología actual.

Después avisaron que todas ellas -todas- se bajaron del barco. Al parecer, cobraban más caro que lo presupuestado por el gobierno y no se comprometían a terminar la construcción en los tiempos que la 4T había marcado: justo a tiempo para la temporada electoral.

Las razones de las exigencias son obvias: 1.- Estamos en tiempos de austeridad, y 2.- Queremos que el agradecimiento del pueblo bueno se refleje en las urnas. Ni modo de dejarle la mesa servida al enemigo. O peor, que llegue el contrario y mande parar, como le pasó al ex aeropuerto de Texcoco.

Entonces, una vez recibido el desprecio de las constructoras, don López Obrador se sacó de la manga un as magistral: la oxidada y enmohecida Pemex se echará el trompo a la uña y construirá la dichosa refinería, ajustándose al presupuesto, y terminando en tiempo y forma.

¿Será posible tanta buena suerte? Los que saben del dinero dijeron que no... y las calificaciones de deuda comenzaron a temblar. Esas son las que determinan con qué réditos conseguirá nuestro gobierno el dinero prestado. A menor calificación, el dinero es más caro.

Y es que Pemex tiene como 40 años que no construye nada. Si acaso, las mansiones de sus dirigentes y líderes sindicales, pero no lo sé: no me consta. Y no es precisamente una empresa que se haya caracterizado por su buena gestión y espíritu de ahorro, ¿o sí?

Por otra parte, es un hecho que el País necesita gasolina y otros derivados del petróleo a precios justos y sin depender de vendavales...

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