AL TIRO / Ecocidio

AutorPaco Navarrete

Quizá sea el extraño privilegio de esta capital, de ser una de las pocas en el país que no está rebasada por la violencia. Quizá sea el privilegio del dinero que corre por sus arcas, que permite todo tipo de ocurrencias sin que el costo a pagar sea inmediato. O quizá su privilegio de tener sus áreas en pobreza extrema muy localizadas o -digámoslo en términos eufemísticos- "controladas", que nos permite ver con tanta distancia el drama de las colonias de la periferia urbana que son arrastradas por las crecidas, como si estuvieran en el sureste asiático.

Será el sereno. Pero quienes gobiernan esta noble y leal C. se las han arreglado para desarrollar una verdadera política que sobrevive a los efímeros periodos trianuales de sus gobiernos -a los que hay que restar el tiempo en que tardan en aprender las mañas que reditúan y el tiempo en que abandonan el puesto para brincar al siguiente-, y que no pierde su vigencia así estén en el poder azules o colorados, lo mismo da.

Se trata de la política de relumbrón. La lucidora. La que no manda al doctor a la chamaca que se siente mal, la manda con la estilista, para levantarle la autoestima.

A partir de esa lógica, es fácil establecer una forma de gobierno y que ésta prevalezca. Se concibe el progreso por la acumulación de cambios visibles, de preferencia aparatosos, no sólo para "inmortalizarse" con sus obras -qué va, ellos no son seres vanos, son estadistas-, sino para demostrar que con ellos, el avance es medible, contable... vamos, es de verdad notable.

De ahí la fiebre "construccionista" (perdón, Piaget) que nos inunda. Cada construcción debe superar a la anterior para que cada constructor -en realidad, el contratista- permanezca en nuestra memoria como el más chicho de los muchachos gachos. Porque en el fondo eso son muchos de ellos: vatos gachos que aumentan la deuda pública o simplemente se gastan lo que les llega vía federal sin una visión de futuro, por la sencilla razón de que en la obra es donde sobra y de ahí levantan su capitalito para financiar la próxima campaña.

Eso no es de extrañar, y a estas alturas, tampoco de asustarse. Así las cosas, lo que enoja es que no puedan enlistar las obras a realizarse en, digamos, 10 años, para que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR