AL TIRO / Enanos del tapanco

AutorPaco Navarrete

O la memoria es corta, o es verdad que estamos viviendo en tiempos de crispación exacerbada como hace décadas no atestiguábamos, y las redes sociales no hacen más que azuzar a los dos bandos cada vez más radicalizados.

Cierto es que todavía se manejan -más o menos- dentro de los límites de la civilidad, pero el peligro de no construir puentes es que los clanes van quedando cada vez más aislados, oyendo lo que quieren oír y sordos a los argumentos de los demás.

En sexenios anteriores, al menos teníamos claros los roles: la oposición se quejaba, protestaba e intentaba organizarse. El poder esquilmaba a la nación y hacía como que escuchaba. O al menos se hacía pato... o soltaba a los perros de guerra contra los que protestaban.

Ahora, la incólume 4T parece ignorar que llegó al poder con carro completo y sin pérdidas que lamentar. Sus adherentes se comportan como si siguieran en la oposición, o de plano en la clandestinidad, echando pestes a conservadores, neoliberales y, sobre todo, a los poderosos.

El problema es que ellos están en el poder. Y si don AMLO descalifica con apodos e insultos a quienes critican o señalan fallas no es que esté "debatiendo", porque no es debate: no hay igualdad de condiciones. Él tiene todos los micrófonos, las cámaras y el aparato de propaganda del Estado. Sus dizque adversarios, no.

Porque hay que hacer una gran diferencia entre sus críticos. No todos son adversarios, tampoco "vendidos", "corruptos", "minoría rapaz" o "moralmente derrotados". Digo, de que los hay, los hay, pero en ambos bandos.

Hubo quienes medraron al amparo de regímenes anteriores, y lo siguen haciendo ahora. Otros lo hacían pero quedaron fuera, y pronto fueron sustituidos en lo mismo: en llevarse a los bolsillos el dinero público. Quizá son menos que antes, quizá no. Ya veremos.

Lo cierto es que está a tope el clima de linchamiento a cualquier intento de crítica, así venga de compañeros de lucha. O tal vez sean excompañeros, porque ya comenzó la desbandada. También las purgas estalinistas.

Esta semana apareció un desplegado refiriéndose al mal clima de discusión que propicia el Presidente. Como era de esperarse, fue recibido con pullas. Además, a los abajofirmantes se les etiquetó como gente de fulano o perengano... y adiós a su bendito prestigio.

Sin embargo, hay que matizar: no es lo mismo fulano o perengano, que los periodistas, investigadores que buscan publicar donde se pueda.

Pero eso ya lo olvidaron los aguerridos e...

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