AL TIRO / El horror

AutorPaco Navarrete

Al fin, en Haití se han cumplido los pronósticos más pesimistas (que en este perro mundo suelen ser los más cercanos a la realidad): la peor parte de la tragedia no la habrían de padecer las víctimas del terremoto, sino los sobrevivientes.

Por supuesto, hablo de quienes aún respiran bajo los escombros, cuyas posibilidades de ser rescatados con vida se reducen en progresión geométrica, mientras pasan las horas, los días... pero también de quienes no fueron afectados por el temblor mismo, sino por las condiciones de vida en la nación más pobre del continente.

Y aquí está el frío determinismo de más de cinco siglos de historia: poco después de que Colón clamara propiedad de la isla, a nombre de los muy católicos Reyes de España, sus compatriotas empezaron a enseñar a los habitantes originales de la isla las virtudes del trabajo duro, de sol a sol... pero se les olvidó mostrarles los beneficios: cayeron por puños, luego de trabajar en las minas, en la agricultura... y de darse cuenta que los siglos de aislamiento los hacían víctimas fáciles para todo tipo de enfermedades.

Luego llegaron los piratas franceses ("bucaneros" es más elegante) y fueron tomando posesión de la parte oriental de la isla. Al rato, como en Tejas, los emigrantes que hablaban una lengua que no era el castellano eran ahí mayoría. El conflicto estalló, y para cuando se asentó la nube de pólvora, un tratado muy civilizado había partido la isla en dos: una tercera parte para Francia, el resto para la vieja España, de tabaco y brea (laralá, laralá).

Eso disparó la segunda gran carnicería de Quisqueya (su nombre en tahíno, al que hace tanta referencia el frenético merengue dominicano), pues al tiempo se disparó la trata de esclavos africanos, ya que los escasos indígenas sobrevivientes habían escapado hacia el monte.

Para fines del siglo 18, esa era la colonia más próspera de los galos... y la más despiadada. Uno de cada tres de los esclavos recién importados moría a los pocos años de haber llegado.

Por eso, en 1791 empezaron los guamazos, con tal suerte que para 1804 fue el segundo país de América en declarar su independencia, sólo después de Estados Unidos y seis años antes de que un cura de Guanajuato arengara a la plebe a matar gachupines. El problema fue que ningún país se precipitó a reconocer a esa, la primera nación dirigida por ex esclavos en el mundo, y los gringos -país esclavista y además receptor en la Luisiana de la mayoría de los antiguos colonos...

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