Al Tiro / Llorando quimeras

AutorPaco Navarrete

Lo dicho: enero y febrero, desviejadero. Y el fin de semana pasado nos pegó doble. Por una parte, la nativa del sur de Jalisco y gloria de la música popular, doña Consuelito Velázquez, zapotlense como Juan José Arreola y José Clemente Orozco, concluyó sus partituras sin mayor homenaje que el que le brindaron algunos grandes veteranos de las artes populares. Eso no es poco, pero tampoco es suficiente; no exageraron ayer los cronistas al calificarla como grande entre los grandes: sólo un puñado de compositores en el siglo pasado pudo presumir de aunar el don de la melodía sencilla con la armonía elegante, sugestiva, y un don poético preciso, de gran economía. Cole Porter fue, definitivamente, uno de ellos. En México, ¿quién más, aparte de Agustín Lara y san Álvaro Carrillo? Unos cuantos: doña Chelito, seguro.

Y algo más: nadie en México trascendió más fronteras musicales en este perro mundo que ella, ni en el ámbito de la música formal, ni en la sabrosura popular. Y que conste que escribo con una sana distancia: a mí, "Bésame mucho" no me dice, literalmente, mucho. Con todo respeto, es como "Hotel California": si no la vuelvo a oír más, lo agradecería. Y la de "Yo no fui" de verdad me gusta con Pedro Infante, por no mencionar la versión definitiva, a mi gusto, que es la de Bartolomé Maximiliano Moré, mejor conocido como el Beny, el inmortal mulatón de Santa Isabel de las Lajas, Cuba. Pero eso sí: la versión de Pedrito Fernández me parece verdaderamente infernal. Vayan ustedes a saber si no acabó de precipitar el fallecimiento de la santa señora. Y ni mencionar siquiera los atentados del dientón acaramelado y farolón de Luis Miguel. Puf.

Ahora que prefiero esa de "Cachito...

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