AL TIRO / Ya no circula

AutorPaco Navarrete

Anda tú, que ahora quieren "desalentar" el uso de los automóviles. Después de cientos -miles, ya- de millones de pesos gastados a lo tonto y a lo loco en pasos a desnivel, nodos y nudos viales, en dizque viaductos con y sin pasos peatonales elevados, ahora nos salen con que siempre no, que mejor hay que ponerles trabas a los coches, para que mágicamente, todos los gorditos nos bajemos de ellos, nos olvidemos del aire acondicionado -o de perdida del radio AM- y nos pongamos a perder kilos por la buena: persiguiendo a los del transporte colectivo; o por la mala: escondiéndoles el bulto, para que no nos atropellen. Qué bien.

Hasta ahora todo ha quedado en una iniciativa ciudadana, de esas que empiezan con buena voluntad y una pizca de inocencia, pero que corren el riesgo de ser tomadas en cuenta por los que toman las decisiones, y como éstos no le rehúyen a ninguna posibilidad de ganar dinero a costa de todos nosotros -y usarlo para promocionarse en la tele, y otorgarse jugosos bonos con las sobras-, recen ustedes al dios de su confesión por que no prospere tan dichosa iniciativa.

Pues si prospera, apuesto mi vocho (changarro no tengo) a que acabará sucediendo esto: estacionamientos y estacionómetros más caros, pago de impuestos para ir al Centro (que de por sí es ya un ruidoso y atiborrado lugar de paso para vehículos, y cada vez más olvidado como punto de compras o de reunión) o por circular en las vías más congestionadas... y ni manera de bajarse del auto, pues tendremos el mismo transporte público de siempre: caro, insuficiente, ineficiente, incómodo y peligroso, por si fuera poco.

Es decir, el peor de los escenarios.

Mientras no tengamos un transporte colectivo que de verdad sea una opción atractiva (práctico, puntual, cómodo y a un precio razonable), la gente no se va a bajar de sus carros. Y algunos, por necesidad o por comodinos, ni así. Todo lo demás -incluso mi sueño guajiro de calles "tranquilizadas" para bicis- serán puros buenos deseos, fácilmente distorsionables por nuestros políticos de medio pelo, ávidos de un billete rápido y una fama efímera.

Así que, a ver a qué horas nos salen con una política oficial para ordenar el transporte público, ¿eh? Y a ver cuándo se les ocurre que éste no tiene por qué ser a fuerzas un negocio, sino un servicio público, casi tan vital para la existencia de la Ciudad como el agua misma: sin ésta no hay vida, sin aquél no hay actividad económica.

Y con tantas ideas brillantes y el empuje de sus...

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