AL TIRO / ¿El tercer imperio?

AutorPaco Navarrete

La noticia de la semana fue el desplante del ya inminente Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, que encaró al también próximo Presidente, López Obrador, por la amenaza de reducir los recursos para el Estado.

El peso es mayor si consideramos que todos los sectores y los partidos -exceptuando la coalición de Morena- se unieron al reclamo. Y para pronto, otros Mandatarios estatales se sumaron a los quejosos.

La protesta es más que fundada, aunque la respuesta haya sido un extrañado "pero ni siquiera se ha aprobado el presupuesto del próximo año", pues ni modo de quejarse ya cerradas las negociaciones.

Y no es que les vayan a cerrar la llave del dinero: el meollo del problema es que pretenden imitar al sistema Cutzamala, de instalar una válvula de Ka invertida. Así, cuando vuelvan a fluir los recursos, lo harán por un ducto paralelo al ya existente: el que controlarán los llamados superdelegados, quienes responderán directamente al Presidente.

Ellos tendrán la bolsa de dinero federal y serán "secretarios técnicos" del sistema de seguridad pública basado en la Guardia Nacional. Y como premio, ellos también se adornará con las dádivas del gobierno a los más pobres. ¿Así o más poderosos?

Alguien podría decir que, a fin de cuentas, esos son vericuetos de la grilla y la lucha por el poder, ¿y a nosotros, qué?

Pues mucho. Porque algo tiene en común este pleito con los petardos que han estado tronando desde las filas morenistas: la mencionada creación de la Guardia Nacional; el retorno de los líderes del sindicalismo charro; la negativa a nombrar un fiscal independiente, y la renuencia a perseguir corruptos de anteriores sexenios, además de francos disparates como la expropiación de minas o que el gobierno administre el dinero de las Afores y pueda utilizarlo en gasto corriente.

Cada uno de estos temas puede discutirse por separado y determinar así su pertinencia, pero todos juntos apuntan a reforzar, más que a una república centralista, a una verdadera presidencia imperial. La desconcentración del poder, que tantos años y tantas luchas han costado, daría marcha atrás.

Como dijo el chofer: la reversa también es cambio. Una presidencia sin límites, sin acotamientos, es lo menos que necesitamos, y además ya estuvimos ahí... y así nos fue.

Como escribí antes: quizás les podemos dar el beneficio de la duda y pensar que son impolutos e incorruptibles, que todo lo hacen por nuestro bien, sin buscar el poder por el poder mismo... ¿pero...

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