AL TIRO / Territorio en disputa

AutorPaco Navarrete

En México, quien tiene el control del territorio, así como de la agenda política y de seguridad, es el Estado, no los grupos de presión ilegítimos ni mucho menos los delincuenciales.

Eso lo dice el Estado... aunque los delincuentes tienen otros datos.

Después de los trágicos sucesos de las últimas semanas, que se suman a muchos más de la última década, una triste realidad sigue siendo tan patente como en los aciagos tiempos del general Balazos, Felipe Calderón: son los grupos de delincuentes los que llevan el pulso de la seguridad pública, y es muy poco lo que los diferentes niveles de gobierno, del partido que sea, han podido hacer al respecto.

Me explico: cuando Jalisco vivió una larga época de calma chicha, mientras buena parte del país se convulsionaba, se decía que era por la gran labor de las instituciones de seguridad. Los agoreros del desastre repetíamos como pericos que la razón era otra...

La capital de esta entidad ha sido, desde el último cuarto del siglo pasado, una ciudad refugio para las familias de los grandes capos, casi todos nativos de Sinaloa y parientes entre sí muchos de ellos. Y nadie ensucia el lugar donde come.

Si ahora la Zona Metropolitana de Guadalajara es un hervidero de muertos y encostalados es porque la tregua se ha roto y son ahora los minicárteles los que se disputan las boronas, a cualquier precio y sin tomar prisioneros: el que cae vivo, va directo a la fosa.

En la CDMX sucedió algo similar: no es que los grandes cárteles del norte no hubieran podido ingresar. Más bien, los cotos de poder estaban bien definidos, así que les bastaba con forjar alianza con alguno de ellos para tener presencia y distribución garantizada.

Si ahora hay más muertos en la capital del país es por la guerra entre bandas fragmentadas y continuamente descabezadas, y los seguirá habiendo hasta que una logre la hegemonía.

La prueba de la tesis que propongo es, por desgracia, Ciudad Juárez, situada en plena frontera de Chihuahua con Estados Unidos. Por muchos años triste ejemplo de la desolación y el crimen impune, el horror comenzó ahí cuando el Cártel de Sinaloa intentó arrebatarle el control al de Juárez, que alguna vez encabezara El Señor de los Cielos -vaya apodo-.

En ese entonces, un grupo llamado La Línea fungía como brazo armado del equipo local. Y ahora que La Línea se ha ido por la libre, tal como hicieran los Zetas al separarse del Cártel del Golfo, han vuelto la violencia y el desamparo por esos lares.

En...

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