AL TIRO / ¡Viva la dependencia!

AutorPaco Navarrete

La verdad es que no comparto mucho ese afán esquizofrénico de andar proclamando a todo pulmón la Independencia de nuestro País, primero que nada porque nunca ha existido más allá del reino de la ilusión. Y luego, porque ni falta nos hace.

Para empezar, en todo ese asunto hay un afán que tiene un tufillo a rancio, pues parte de las fiebres nacionalistas que tuvieron su época dorada allá por el siglo 19 y todavía siguen causando estragos en estos inicios del siglo 21: la cantidad de muertos y desgracias que se han provocado en nombre de los nacionalismos sólo ha sido superada por las guerras con pretextos religiosos, burdamente llamadas "santas".

Y pensar que cualquier conflicto de esos se pudo haber resuelto con un partidito de futbol, unos rápidos volados o hasta un vulgar "tiro" callejero entre los rijosos líderes nacionales en cuestión... aunque esto último tendría la desventaja que todos los países escogerían de mandatarios a puros matones de barrio, como Putin o Hugo Chávez. Lo bueno es que pusilánimes como Hitler no habrían aparecido jamás en el mapa político. Así que unas por otras...

Pero bueno, tampoco soy tan lelo: sí entiendo la necesidad de reiterar ciertos símbolos y mitos fundacionales para formar una identidad común, una idea de "patria", a ver si así dejamos de poner zancadilla al prójimo y empezamos a vivir con cierta civilidad -civismo, le decían en mi infancia-, cuando menos hacia quienes se encuentran a unos metros a la redonda de nosotros, como si al gritar ¡viva México!, dijéramos ¡dejaré vivir en paz a mis vecinos!

Más allá de eso, y de inspirar en los chiquillos una conciencia más edificante que la burda avaricia materialista de las Navidades -y la frustración que ésta causa-, no le veo mucho sentido a tanta fiesta patria.

¿Pues qué más quieres, malvado engendro que te revuelcas sólo en lo negativo?, me dirá algún piadoso lector (lo de "piadoso" no por su evidente intolerancia, sino porque habrá tenido la piedad de leerme en este desolado día). Y no sabré qué contestarle. O tal vez, sí...

Se supone que la infancia toda es una etapa de dependencia. Cuando menos la de una minoría, que tiene padres que se ocupan de sus necesidades, al mismo tiempo que deben...

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