TOLVANERA / Ciudadanos

AutorRoberto Zamarripa

Julián LeBarón, el líder de la comunidad mormona de Galeana, Chihuahua, que decidió reclamar justicia tras el asesinato de familiares y amigos, enfrentó acosos, amenazas y gobiernos sordos, ha renunciado al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que encabeza el poeta Javier Sicilia.

No abdica de sus reclamos ciudadanos. Los llevará a una película que elaboran en Nueva York. Pero ya no será el segundo de a bordo de Sicilia.

Isabel Miranda de Wallace, la señora que peleó hasta detener al asesino de su hijo, ya dejó las trincheras ciudadanas y decidió postularse candidata a jefa de Gobierno en el Distrito Federal. Ella enfrentó igualmente amenazas, engaños, trucos, insultos y gobiernos sordos.

LeBarón ansió la venganza, como varias veces lo ha declarado. Optó por la lucha civil, colectiva. Isabel Miranda de Wallace quiso la venganza. La ejerció parcialmente hasta suplantar a la autoridad en fases de la investigación, la detención y el interrogatorio de los secuestradores de su hijo. Optó por la representación civil, a veces antagonista de otros grupos sociales que demandaron seguridad, y también a veces convergente.

LeBarón ha escrito que su integración al movimiento de Sicilia perseguía el fin de la violencia. "Me sentí atraído, ya que creo que la autoridad es legítima cuando es delegada responsablemente y voluntariamente por los ciudadanos. Cuando dicha autoridad se aleja de ser ética o deja de ser representativa de los intereses y la voluntad de las personas, pierde su legitimidad, deja de ser válida y la acción ciudadana, incluso la desobediencia se vuelve un deber sagrado".

Wallace ahora es candidata. El otro día se puso unas orejas de plástico y un esparadrapo en una reunión con vecinos de Iztapalapa porque dijo que iba a escuchar y no a proponer. Entró como candidata sorpresa en un partido que perfilaba a otros para ese lugar, que incluso los alentó en la contienda y que al final dejó a la deriva. Fue un símbolo en la protesta contra la inseguridad y la impunidad. Ahora es una más de las candidatas panistas a un cargo público, como Fernando Larrazabal o como Josefina Vázquez Mota, o como llegó a ser Luis H. Álvarez.

Algo pasa en los movimientos civiles en México. Sus líderes no caben en las protestas. Les queda chica la plataforma ciudadana, les parece incómoda, les resulta poco eficaz. O por lo menos, en algunos casos dejan truncas las demandas sociales y coronan las aspiracionales personales. Lo civil y lo ciudadano ha...

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