TOLVANERA / El Paso

AutorRoberto Zamarripa

La matanza de El Paso duele a México. Es propia. Punto crítico de cruce de migrantes y nervio de la estrategia disuasiva que los gobiernos de Estados Unidos y México comparten para disminuir el tráfico hacia el norte, El Paso es un suburbio mexicano.

La matanza es ratificación. Del odio al matón solo hay un rifle. Y en el blanco están los latinos, los morenos, los distintos, los migrantes. El discurso ofensivo, discriminador, del Presidente Donald Trump que toma cuerpo en sus millones de seguidores, encarama como acto supremo de exclusión con la violencia armada. La permisividad legal e institucional para cargar y usar armas como si fueran juguetes es el lubricante de la narrativa de exclusión. La matanza de El Paso es corolario de las cárceles infames de comida podrida y trato inhumano; la separación de hijos, las agresiones físicas y sexuales a mujeres migrantes, el azote y la persecución de quienes intentan cruzar como puedan y como sea.

El asunto no es ajeno. Afecta a compatriotas y a centroamericanos. Murieron 7 mexicanos en el ataque en el supermercado de El Paso en un ataque cobijado por una cortina hostil, agraviante, criminal.

Conforme un recuento difundido por Los Angeles Times se han producido 15 matanzas en la era de Donald Trump (2016-2018) con 252 víctimas mortales. La mitad de los actos criminales han ocurrido en dos estados repletos de latinos: Texas y Florida. En el primer caso, en 3 agresiones murieron 56 personas. En Florida han muerto 76 en 4 ejecuciones masivas.

Cinco matanzas han sido declaradamente crímenes de racismo, odio y homofobia; cinco han sido ejecutadas por veteranos del ejército estadounidense. En seis casos los autores han sido hombres entre 38 y 48 años de edad. En cinco, hombres entre 24 y 28 años. Destaca el hecho de que tres actos criminales hayan sido cometidos por muchachos de entre 17 y 21 años con las armas de sus padres.

Este fin de semana coincidieron dos ejecuciones masivas reivindicadas por supremacistas blancos. Inequívocamente hay un vínculo con el discurso político y electoral del Presidente Trump. El efecto del discurso y de los asesinatos es directo a la intimidación de votantes.

Entre 1996 y 2016 el...

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