TOLVANERA / Había una vez...

AutorRoberto Zamarripa

Fue la sorpresa electoral con un discurso que cuestionaba la corrupción de los políticos tradicionales y demoledor contra los organismos internacionales o países que imponían recetas a los gobiernos para hundirlos en la pobreza.

La política desde la oposición lo curtió para los reveses. Fogoso orador, encendía plazas con arengas de resistencia. Fundó un movimiento por encima de los partidos tradicionales de la izquierda a los que dejó atrás con un pragmatismo desconcertante pero exitoso.

Sus convicciones de izquierda se reflejaban en discursos que ponían en el centro la atención a los pobres. Por eso y por su maximalismo lo tacharon de populista. A uno de sus hijos le llamó Ernesto en homenaje al Che Guevara, el legendario guerrillero argentino.

Con desplantes que desafiaban la política tradicional, en alguna ocasión tras un cierre electoral en julio quiso caminar hasta la emblemática plaza central de la ciudad capital por entre la multitud. Su cuerpo de seguridad le pidió no hacerlo.

"No teman, no va a pasar nada, toda esta gente nos protegerá", les dijo.

En medio de la crisis de los partidos políticos tradicionales, postulado por el movimiento que él mismo fundó arremolinando partidos y grupos de izquierda y de otros sectores, ganó con contundencia la elección para gobernar su país.

Pero en las primeras semanas de gobierno, obligado por una realidad más terca que él mismo, comenzó a tomar medidas alejadas del discurso original. Tuvo que asumir compromisos internacionales que antes criticaba y tuvo que aplicar una austeridad que golpeó a pobres, a ricos y estremeció a la clase media.

Uno de los asuntos que le puso en predicamento fue el tema de los migrantes. Llegaron por decenas de miles desde distintos confines a su país y tras varias negociaciones internacionales logró que una nación vecina los acogiera como lugar seguro mientras eran devueltos desde la nación que gobernaba por no obtener asilo. Su política de endurecimiento contra migrantes le granjeó críticas de sus propios electores y no le trasladó adhesiones de los conservadores.

El Centro de Estudios Internacionales de Barcelona (CIDOB) le considera en uno de sus reportes como un hiperlíder que concita el...

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