Tonatiuh Bravo Padilla/ UNAM: Asunto de Estado y futuro

AutorTonatiuh Bravo Padilla

Sorprende sobremanera haber escuchado en la declaración del Presidente Zedillo, con relación a la toma de las instalaciones de la UNAM, por parte de la Policía Federal Preventiva, el argumento contundente: "...La decisión se tomó al convertirse el problema de la UNAM en un asunto de Estado".

Es cierto que los enfrentamientos violentos sucedidos en la Preparatoria 3, y en varios puntos de las barricadas en días previos, convirtieron al problema de la UNAM en un asunto de seguridad pública, pero no es ésa la razón fundamental que pudiera sustentar la afirmación presidencial.

El problema de la UNAM es asunto de Estado desde el principio, incluso, desde antes de que estallara la huelga.

Lo es porque tocó -en mal momento- el tema de la gratuidad de la educación sin una estrategia que previera escenarios adversos, cuando bien podría haber derivado en un movimiento de dimensiones nacionales; lo es porque desde el inicio se percibieron vasos comunicantes entre el CGH y el zapatismo (hay quien menciona también al EPR) y otros grupos; lo es, en la medida en que el movimiento estudiantil derivó en un asambleísmo ultrarradical con públicas pretensiones de boicotear las elecciones presidenciales; lo es porque inmovilizar la UNAM es paralizar el 65 por ciento de la investigación en el País y dejar en la calle a poco más de 250 mil estudiantes.

La incubación

Si queremos llegar a una solución de fondo al problema de la UNAM, debemos partir, en principio, de revisar las condiciones sociales que lo incubaron. La edad promedio de los jóvenes paristas fluctúa entre los 17 y 25 años. Eso quiere decir que nacieron entre 1975 y 1983. Ellos tenían entre 5 y 12 años cuando llegó 1988, el año en que se presentó la elección más competida de la posrevolución con fuertes acusaciones de fraude.

Esta generación de jóvenes son hijos de padres ya nacidos en el DF en su mayoría y no de migrantes de otros estados de la República que viajaron para radicar en la Ciudad de México, como los anteriores. Empleados que trabajan de mañana a tarde ambos cónyuges y que ven a sus familias escasamente por las noches.

Sus hijos son muchachos que han vivido desde pequeños la inseguridad pública y los barrios bravos; que han acudido o se han desarrollado alrededor de manifestaciones e inconformidades sociales. No han conocido sexenio sin crisis. Su vida se ha caracterizado por la rebeldía.

Antes, los jóvenes veían en la profesión un medio relativamente seguro de progreso y movilidad...

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