Visión Internacional/ Transición, integración y credibilidad en México

AutorGuillermo de la Dehesa

El 1 de diciembre de 1994, México era concebido como un país miembro de la OCDE, es decir, de los desarrollados, que había firmado un acuerdo de integración comercial con la primera potencia mundial y con Canadá y que se consideraba un país estable. Un mes más tarde era percibido como un país en desarrollo y en crisis situado al norte de Guatemala, en lugar de un país de la OCDE al sur de los Estados Unidos.

Parece imposible, pero es la pura realidad. Los mercados internacionales reaccionan a veces tarde, pero con mucha rapidez.

Conforme avanza el fenómeno de la globalización económica y financiera, los Estados y Gobiernos están cada vez más sometidos a una fiscalización política por parte no sólo de sus electores y ciudadanos, sino también de los mercados financieros internacionales. Los Gobiernos tienen que pensar, cada vez que toman una decisión de política económica, no sólo en la reacción de sus votantes, de sus opositores y de la opinión pública sino también en la de los analistas e inversionistas nacionales e internacionales y en la de las agencias de calificación que observan y sancionan cada decisión.

Este nuevo y creciente poder fiscalizador hace que los Gobiernos que consiguen mantener una favorable percepción y credibilidad internacional se beneficien de mayores y más baratos flujos de capitales y, por tanto, de un mayor crecimiento que aquellos que no lo consiguen.

Esta credibilidad internacional tiene un comportamiento asimétrico respecto de la nacional. Un Gobierno recientemente elegido tiene la confianza y credibilidad mayoritaria de la población y, a menos que cometa equivocaciones flagrantes o que incumpla claramente sus promesas electorales, conseguirá mantenerla durante toda su Legislatura. Es decir, la credibilidad se consigue en poco tiempo y tarda mucho en perderse. Por el contrario, la credibilidad de los mercados internacionales tarda mucho tiempo en conseguirse y muy poco tiempo en perderse, como ocurrió en diciembre de 1994. Ningún país, por muy importante y poderoso que sea, se escapa a esta sanción de los mercados. Japón y la Unión Europea también han tenido y tienen problemas de credibilidad internacional que ha afectado al valor de sus divisas.

México se encuentra, seis años más tarde, en una situación muchísimo mejor que entonces. En el sexenio 1988-1994 se había conseguido hacer una transición económica importante, pero aún sin la estabilidad suficiente y no se habían acometido más que tímidamente, la...

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