Trascienden jóvenes al silencio

AutorMelina Gil

Hace dos años, lo que predominaba era el desconcierto, dicen Diego, Manuel y Liliana; la desconfianza de ese mundo parlante que pocas veces se preocupa por reconocer otra realidad: una silente, como la de ellos.

"Cuando entré a la prepa sentía miedo, porque no conocía muchas palabras, escribía una palabra y decía 'no entiendo'", expresa Diego, con sus manos.

En marzo de 2011, Diego inició, junto con otros compañeros con discapacidad auditiva, el bachillerato en la Preparatoria Número 3, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), aunque las clases presenciales las reciben en el templo de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, en Tlaquepaque.

Pasado el tiempo y cumplido el programa de estudios, egresarán el próximo 13 de abril.

Ahora, Diego ya no manifiesta temor. Está pleno, con los conocimientos que ha podido aprender, dice con sus manos, traducidas por Rosa Jiménez, que tiene un doble papel en el grupo.

"Rosy" es estudiante, pero igual se ha asumido como la intérprete y asesora de los alumnos silentes del grupo M, turno matutino. Así, sobre la marcha, al mismo tiempo que aprendía, tuvo que convertirse en guía.

"Rosy también es silente, sí escucha poquito, pero su papá le exigió que dejara de hablar a señas, entonces, con ayuda de su familia y aparatos, comenzó a hablar; sí escuchaba un poquito entonces con ayuda de aparatos, habla", explica Lourdes Hernández, coordinadora de Bachillerato General por Áreas Interdisciplinarias...

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