Trazos de gratitud

AutorRebeca Pérez Vega

Una mujer agradece no haber arrancado la oreja de su hijo luego del fuerte jalón que le propinó, mientras un hombre reconoce haber salido con vida tras la violenta puñalada provocada por una novia celosa, y un grupo de amigos se libra de unos marcianos verdes en su camino a Tepoztlán gracias a la protección de la Virgen de Guadalupe.

Los milagros parecen insólitos, pero para retribuir el curioso prodigio y no olvidar la gracia concedida, los beneficiados dejaron un testimonio plástico a través de los exvotos.

"El exvoto figurativo es una expresión plástica de carácter religioso a través de la cual los individuos o los grupos que reconocen haber sido beneficiarios de un suceso singular o prodigioso manifiestan su agradecimiento con una obra que funge como instrumento de comunicación en dos direcciones: como una misiva legible para el generoso habitante de los cielos por cuya intervención fue concedida alguna gracia, y como eco resonante dirigido a la comunidad de creyentes que rodea al emocionado beneficiario", definió el académico Alfonso Alfaro, en su ensayo "Exvoto. Un Arte de la Gratitud".

ORIGEN LOCAL

Estas obras de arte, que en México han tomado un carácter muy regional y popular, tienen sus orígenes muchos siglos atrás, incluso algunos historiadores relatan que esta expresión se comenzó antes del Cristianismo, desde la cultura egipcia y mesopotámica, y que se movió por distintas geografías y transformó en una manifestación de veneración religiosa que se estacionó en México desde el siglo 16, tras la Conquista española.

"A México llegan en el siglo 16 en un contexto cristiano, la expresión también se hace popular y se extiende hacia Estados Unidos y América Latina porque son ofrendas que se hacen a Dios, a Jesús, a la Virgen María, a todos los santos, son acciones de gracias, de devoción, en donde la persona quiere demostrar visualmente la razón por la que se es agradecido de una escena milagrosa", describió el filósofo de la Universidad Panamericana, Manuel Ocampo Ponce.

De acuerdo con Ocampo Ponce, las órdenes franciscanas y jesuitas trajeron a México pinturas devocionales como parte de la tradición de los retablos españoles. Los milagros representados por los fieles católicos fueron tomando formas diversas, desde pequeñas ofrendas en plata o en lámina de alguna de las partes del cuerpo que fueron sanadas por alguna divinidad, también se ofrecían pequeñas representaciones plásticas del milagro concedido.

A lo largo de los años, los...

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