Tanto tienes, tanto vales

AutorRaymundo Zamarripa

Fotos: Miguel Larrauri

En una sociedad donde las posesiones determinan el valor de las personas, tener mucho no es lo más importante; podría ser lo único. ¿Tener dinero, poder, belleza, sexo, mujeres, control, información? Tenerlo todo.

"Si tengo mejor coche, voy a conectar mejores nenas. Si visto mejor se van a fijar en mí... pero si tengo dinero, billete mata todo, dicen. Nos hemos ido de ese lado de la moneda, lo que provoca una descomposición social y familiar y una necesidad constante de querer más", sentencia Luis Mario Quiroz, quien forma parte del elenco de Sin Tetas No Hay Paraíso.

La obra, que se presenta en el Teatro Independencia, de la Ciudad de México, reflexiona sobre esta idea. Dime lo que tienes y te diré qué tan lejos puedes llegar con ello.

"Esta obra te demuestra hasta dónde es capaz de ir el ser humano por cumplir un capricho y salirse con la suya", comenta Luis Gatica, quien resalta que esta versión se apega más a la novela original de Gustavo Bolívar, que las versiones televisivas de Colombia (Sin Tetas..., 2006) y Estados Unidos (Sin Senos..., 2008).

Situada en el puerto de Acapulco, Sin Tetas... aborda la historia de Catalina, una adolescente cuyo plan de vida para escapar de la marginalidad es recibir los favores de algún narcotraficante, a cambio de su cuerpo, pero para ello necesita ponerse implantes de senos y piensa hacer lo que sea para tenerlos.

"El problema es que no se trata de mujeres, se trata de niñas. Cuando ves esa realidad y estás en tu butaca te puedes sentir agredido; pero la realidad normalmente agrede", dice Gatica.

Sin dar concesiones, pero sin perder el sentido del humor -a veces amargo, a veces cínico-, esta puesta en escena adaptada y dirigida por Julián Pastor retrata una realidad extrema, pero cotidiana, y que no sólo se limita a los mecanismos del narco, ya que en todas partes se dan juegos de poder semejantes.

"Se le achaca mucho más a este grupo de personas, pero es mucha gente. Empresarios, políticos, todos hemos tratado de corromper una parte del...

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