Mexicar/ Vano prohibir

AutorEnrique Canales

Hay dos maneras extremas de influenciar lo que hacen los demás; prohibiendo hacer algo malo o promoviendo hacer algo bueno. Prohibir es de corto plazo y muy inefectivo porque genera corrupción. Promover lo bueno es de largo plazo y genera desesperación. En general las prohibiciones, de cualquier cosa, por ejemplo de manejar con aliento alcohólico, de andar a más de 30 kilómetros por hora en zona escolar, de portar armas, de no servirles alcohol a menores, de no inhalar pegamento, de no jugar lotería en las barriadas contienen nobles propósitos. Pero las buenas intenciones no se relacionan con la efectividad ni con los efectos secundarios de cada prohibición.

Con frecuencia se mantiene la prohibición aunque dicha prohibición no esté funcionando. Prohibimos dicho mal, como si fuera una bandera que no queremos arriar, al ondearla aumentemos la atracción para violarla. Hay muchas prohibiciones sin efecto. Por ejemplo ese mandamiento de Moisés de que "no desearás la mujer de tu prójimo", o está mal traducido o es una prohibición casi imposible y muy poco efectiva. A la mejor en esos tiempos había destrampe, pero dudo que muchos judíos y cristianos, debido a esa prohibición, se hayan contenido en sus deseos con respecto a una señora de muy buen ver.

Como que le falta cuadratura a esa prohibición, porque si se prohibe desear a la mujer de tu prójimo, entonces no está prohibido que las mujeres deseen a los hombres de sus prójimas. Tampoco se prohibe desear a la mujer que no tenga dueño, sea por soltera o por viuda. Entiendo que no tiene nada de malo que te guste la señora ajena, parece ser que lo malo es que la anheles. Bueno, ya es tiempo de modificar ese mandamiento, porque es un insulto para las mujeres describirlas como pertenecientes a sus maridos, como si fueran objetos de posesión. Desde luego en ética, si no está prohibido no quiere decir que está permitido, pues ahí se estudian la razones y no la prohibiciones.

Confieso; el ejemplo de esta prohibición bíblica de efectividad dudosa, me salió con muchas veredas por explorar. Pero recalco; toda prohibición merece especial atención, porque lo más probable es que sea inefectiva, por mal pensada y peor calculada. Agreguemos a esto que la soberbia de los que prohiben les impide ver los resultados netos. Afortunadamente, con nuestro libre albedrío y un poco de imaginación, tenemos para construir 10 veredas nuevas por cada una que se nos cierra.

¿Por qué nos negamos a ver los resultados de una...

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