Desde mi Ladera/ Un varón de convicción

AutorJuan López

Con sus finas maneras de siempre, el señor licenciado don Juan Arturo Covarrubias Valenzuela envió a uno de sus asistentes por un servidor de ustedes a mi bufete y notaría.

Con la misma delicadeza, don Juan Arturo me esperaba en el estacionamiento de su negociación, para acompañarme hasta su oficina directorial.

La calidad y la calidez del recibimiento del hijo me hicieron recordar al señor doctor don José Luis Covarrubias Covarrubias, padre de don Juan Arturo, quien me brindara su amistad desde que llegara de Sonora... querida, tierra consentida... a esta nuestra Guadalajara, a establecerse para siempre, con la finalidad de educar a su familia y buscarle más y mejores horizontes de los que podría encontrar para ellos en las tierras norteñas.

Más recordé a José Luis cuando, al entrar al despacho directorial, vi un retrato al óleo y un busto del doctor y amigo, que como constantes homenajes tiene el reconocimiento del hijo amoroso y agradecido.

Mucho me supongo que en los momentos de duda, don Juan Arturo ha de voltear a ver uno de los dos retratos de su señor padre y como desde niño, le ha de preguntar ¿MI DOCTOR, ahora como le hago? aconséjame...

Y José Luis, con su manera característica de ponerse la mano en la quijada, después de meditar algunos momentos su respuesta, dirá: pues, mire amigo... esto es muy fácil si te vas por aquí... si sigues por ahí... y si haces esto... y dejas de hacer aquello... ya ves, hijo, que la solución estaba muy fácil de encontrar... el asunto es pensar un poco y ya está.. ándale hijo, adelante y que Dios te bendiga...

El despacho en el que nos encontrábamos es el recinto de la esperanza, porque todo él está tapizado en verde, en todos los tonos de verde, lo que da la sensación de tranquilidad y de paz espiritual de quien constantemente está en ese lugar.

Ni falta ni sobra luz, hay la adecuada para resaltar cada integración del ambiente; en espera de ser consultada está una enciclopedia en lujoso librero. Además de los dos retratos del padre de la estirpe, se pueden ver obras de arte, entre otras, unos zapatistas de José Clemente Orozco Flores; un Cristo italiano y otras obras de igual mérito artístico, que imprimen al salón un toque de sobria distinción, distinción que se acentúa con la fina alfombra que pisamos.

El paso por Sonora

Preguntón como siempre he sido, inquirí el motivo por el que don José Luis vivió en Sonora.

La respuesta fue de lo más fácil: sucedió que don José Luis estudió hasta la preparatoria en Guadalajara y su carrera en la Universidad Nacional Autónoma de México... cuando había universidad.

Cuando le tocó hacer el servicio social, fue destinado a aquella tierra, precisamente a un pobladillo llamado Pitiquito, cercano a la ciudad de Hermosillo; el fuereño se enamoró de la tierra y fue así que se casó con quien fuera su señora esposa y madre de sus siete hijos, la señora doña Conchita Valenzuela Bringas.

El doctor ejerció su menester y también su vocación de servicio a la comunidad sonorense...

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