Vasco Le Gana

AutorLuis Homero Echeverría

Mural/Enviado

RIO DE JANEIRO.- Aunque el voltaje no alcanzó para bajar a la tierra el sueño de una Final, Necaxa le respondió al futbol mexicano en el Mundial de Clubes con una actuación sin inhibiciones, con descaro a pesar de su caída de 2-1 ante el Vasco da Gama, para ubicarse en la pelea por el tercer lugar contra el Real Madrid.

Los Rayos abrirán la doble cartelera del próximo viernes en el Maracaná, donde su verdugo de anoche encarará al Corinthians en una redonda Final brasileña para la fiesta en el país de la samba.

Ayer, tras el triunfo del Manchester, los Rayos debían evitar una caída superior a dos tantos y, lejos de pensar en cuidarse, renació el mismo temperamento de su primer duelo, el hambre, el deseo que se notó en el empuje de José María Higareda y su túnel sobre Amaral, en los desbordes de José Milián por la banda izquierda o en las carreras de Alex Aguinaga, quien terminaba sin aliento después de recorrer 40 metros y se recuperaba para defender.

El carril central lo agarraron los Rayos por varios minutos, insistieron en los pases cortos, en asegurar el esférico antes de tocar al receptor idóneo.

A Romario lo cubrió Sergio Almaguer, con la labor de evitarle la recepción, y si llegaba a fallar por la astucia del atacante brasileño, ya estaba un relevo atrás para evitar el disparo.

Aún así, el 11 del Vasco contó con par de arpones que no logró concretar, primero con la pierna ante Hugo Pineda casi en el césped y posteriormente en un remate de cabeza.

Antes, Necaxa le puso hielo al Maracaná en la apertura del marcador, un factor inesperado en los de casa, que se volcaron al ataque para defender su orgullo herido.

Y lo consiguieron en poco tiempo, gracias a Odvan, elemento que había entrado por urgencia ante la lesión de Junior Baiano. Vasco quiso más e intentó de todo, más con tiros libres que exigieron la elasticidad de Pineda para no convertirse en goles.

La confianza de los Rayos, reflejada en un estilo semilento en la cintura y rapidez en la zona de definición, dio equilibrio al juego.

Se cubrió de pasión también con los vaivenes, las penetraciones al área de parte de los dos equipos. Al atrevimiento necaxista respondió la estética de los del Vasco, como en la tijera de Juninho o la pólvora de Ramón que besaba los postes o los guantes de Pineda.

En el complemento se descaró más Necaxa, abrió la cancha, retuvo el balón, pero no evitó el crecimiento del Vasco, que bajo la batuta de Juninho y el acompañamiento de Paulo...

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