Cuando todos lo ven...

En la transición de lo privado a lo público, el paso más importante es el que pisa el escenario. Del Alejandro Sanz social y sociable en los espacios cortos, saltamos a la estrella de multitudes actuando en directo.

Ya no se trata de aquellos clubes de alterne ni de los múltiples salones, cocinas y habitaciones de hotel que han servido de eco a la guitarra española de Alejandro a lo largo de su vida.

Se trata de giras, ruido, gente, multitudes. Se trata de tomar la Parker Floy, una guitarra eléctrica que no es común entre los músicos, pero que Alejandro ha escogido, entre otras razones, por las calidades que da en el registro acústico y salir, salir a enfrentarse con el rugido y la amiga, la alegría y al magnetismo de un concierto que, para el artista, siempre ha de tener la fuerza de último... o del primero.

Pascual Egea, director de producción de RLM, y Marta Cardenal conocen bien las necesidades de Alejandro antes de actuar.

Pascual sabe que el artista busca perfección y él se encarga de traducir a un diseño las necesidades que encierran un concierto. Desde que un disco está acabado, empieza a mantener reuniones con Alejandro y su mánager Rosa Lagarrigue para poner en marcha la gira que seguirá. Las ideas se traducen en un presupuesto detallado y el diseño de un escenario que hay que convertir en realidad.

Además, Pascual es responsable último de todo lo que sucede en directo. Procedía del teatro cuando Rosa lo contrató y se curtió trabajando con La Unión y Mecano.

En su historia junto a Alejandro Sanz guarda recuerdos grandiosos y otros de verdadero peligro. Entre los últimos figura el concierto de Daimiel, ¡Ciudad Real!, en septiembre de 1996, donde se vio obligado a desalojar a los músicos de un escenario a punto de derrumbarse debido a un fuerte vendaval.

Alejandro acabó cantando en un pabellón cercano, a capela, y su voz sonó a través de los altavoces normales del pabellón.

En América. Pascual está más cerca de Alejandro y el equipo español es más corto. En Ecuador, fue testigo de una "avalancha fan": habían entrado con Alejandro a un restaurante por la puerta trasera y los dos se habían sentado en un lugar que los cubría de la mirada de las fans que se pegaron a la ventana. Alejandro, ingenuamente, se levantó a saludar a sus músicos y aquel cristal acabó hecho añicos, sin que afortunadamente hubiera que lamentar víctimas y ni heridos.

Alejandro lo tiene dicho: "Si Paco de Lucía se cambia de camisa tres veces antes de salir a actuar y es quien es, ¿cómo yo no me voy a poner nervioso? No puedes salir a un escenario a mentir, cuanto más te muestras como eres, más invulnerable te haces. Muchas veces me gustaría dosificarme, pero me entrego mucho porque lo siento así y creo que al público le pasa lo mismo.

"No hay manera de esconder las emociones en el escenario y aún menos ahora con las grandes pantallas de video. Hay que dar el máximo e incluso pienso que con el máximo no basta. Después, cuando todo termina, me queda la sensación de haberme entregado y haber visto a la gente entregada también. La música es muy vocacional y superarse a uno mismo es lo que más gratifica".

José Agustín Guereñu "Guere" ha sido el bajista de su banda desde el concierto de Unicef en 1991 y es el único músico que permanece en su formación para los shows en vivo.

"Entré en su grupo por Fran Rubio, quien fue el músico encargado de organizar la banda, y hasta que conoció a Alejandro en el local de ensayo, para mi aquello era un trabajo más. Pero ahí mismo, cuando Alejandro cogió la guitarra y se puso a tocar un rato por su cuenta, comenté con Fran que ese chico tenía algo más, tenía talento y duende".

En el concierto de Unicef ya le sorprendió a "Guere" la capacidad de Alejandro. El había tocado con la Orquesta Mondragón de años y pico, había compartido escenarios con Kepa Junquera y grabado con Joan Baez, era un profesional nada fácil de sorprender.

"En directo salen todas las verdades. Cuando se toca y se canta sobre el escenario es como desnudarse. Por eso hay un diálogo muy especial entre quienes estamos ahí en un concierto, cuyas claves sólo conocemos del todo nosotros y no se explican con palabras.

"En el caso de Alejandro, él empuja al resto y tiene algo que te obliga a creer en él y apoyarlo. Es el mismo tipo de magnetismo que mantiene con el público y es contagioso. El es muy directo y muy flamenco en ese sentido, es su punto fuerte."

Alejandro siempre ha explicado a sus músicos las cualidades que espera de ellos.

...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR