Vestido para triunfar

AutorMiguel Ángel Briseño

El Chelsea es un campeón entrometido. A principio de temporada, los reflectores no tenían porque moverse de los focos rojos del Arsenal y el Manchester United. Los Gunners acababan de ser monarcas invictos de la Liga Premier y su base de jugadores era la misma, mientras que los Diablos Rojos buscaban por todos los medios fichar a la sensación de la Euro 2004, Wayne Rooney. Esto suponía, por enésima ocasión, una lucha exclusiva de dos fuerzas.

Sin embargo, nadie podía asegurar con certeza que Roman Abramovich, dueño del Chelsea, estaba armando en ese mismo verano del 2004 una auténtica máquina de hacer puntos, goles, espectáculo y polémica, que terminó por arrasar Inglaterra.

Hoy nadie tiene presente esa condición de invicto del Arsenal que duró 49 encuentros y que finalizó precisamente ante Manchester United. Hoy Wayne Rooney ha pasado a segundo plano mediático, aun cuando su temporada ha sido muy buena. Hoy todo el mundo habla de José Mourinho y su histeria. Hoy todo el mundo habla del Chelsea, para bien o para mal.

El armado del Chelsea tiene como corresponsables a Abramovich, por soltar dinero, y a Mourinho, por soltar cabeza. Ninguna de sus contrataciones fue un trancazo en taquilla: Petr Cech, del Rennes francés, era un buen portero, pero nada más. Hoy es un caballo de hierro con la portería menos batida de Inglaterra. Ricardo Carvalho, Paulo Ferreira y Tiago no pasaban de ser promesas portuguesas que quizás al salir de su país iban a desinflarse. Fueron completamente sólidos y confiables.

Tal vez los fichajes de Didier Drogba y Arjen Robben fueron los más ruidosos, pues el marfileño obtuvo el Balón de Oro con el Olympique de Marsella y Robben disputó una gran Euro 2004.

Pero todos los anteriores en conjunto no hicieron tanto escándalo como el traspaso de Rooney al Manchester United, que a final de cuentas no fue tan decisivo.

Este Chelsea cuenta con una sólida base de jugadores talentosos y jóvenes de bajo perfil que pintan para pasar a cualquier equipo del "club de gigantes europeos", un técnico al que le sale humo de la cabeza de tanto pensar cómo fregar al prójimo, pero sobre todo, cómo ganar títulos, y finalmente un dueño que tiene un solo mérito: tener mucho dinero.

Esos tres factores han dado como resultado un equipo, que de conservarse tal como está, puede convertirse en una dinastía memorable.

Jose Mourinho, DT del Chelsea, In-Soo Kim, presidente de Samsung y Peter Kenyon, jefe ejecutivo del cuadro inglés, presentan a la compañía coreana como el patrocinador para los próximos cinco años, por lo que pagarán 95.5 millones de dólares, el más grande patrocinio en la Liga Premier.

La columna vertebral

Los demás jugadores podían rotarse, pero hubo cuatro elementos a lo largo de la temporada del Chelsea que fueron indispensables en el esquema de José Mourinho.

El portero checo Petr Cech fue una adquisición clave. El año pasado, el...

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