VIGÍA DE BOLSILLO / Buen sabor de boca

AutorSofía Orozco

Dicen que antier hubo marchas en nuestra Ciudad, pero casi nadie se dio cuenta. Una era de médicos y enfermeras, y la otra, una muestra de solidaridad con el movimiento de Oaxaca.

Casi nadie se dio cuenta porque todos andamos en nuestras cosas, en nuestros pendientes, en el día con día. Además, Oaxaca nos queda muy lejos, y aquí no hay anarquistas como en la Ciudad de México, de esos que cierran avenidas y saquean refrescos y papitas de los Oxxos, escondidos bajo su capucha.

Además, marcharon bien poquitos.

Desde esta aparente tranquilidad que se respira, uno puede pensar que es cierto, que los de la CNTE y los del magisterio son una bola de revoltosos, que son unos extorsionadores de poca monta, que sólo abogan por sus prebendas, que no les importa la educación de los niños, que son unos ineptos, que con sus protestas afectan la "boyante" economía.

Desde esta aparente comodidad en la que creemos vivir, uno puede pensar que son una escoria, que le huyen al trabajo, que no quieren que el país progrese, que los "usos y costumbres" a los que se apegan están frenando el desarrollo, que son unos ventajosos.

Desde nuestra "paz" señalamos hacia allá, donde está la guerra. Y vemos a nuestro Secretario de Educación, tan bien peinado, tan bien vestido, egresado de la Ibero y postgraduado en Oxford: él sí que debe saber sobre educación, y no esos "descamisados" que sólo medran del presupuesto. ¡Y todavía tienen la desfachatez de no querer ser evaluados!

Casi me recuerdan a un grupo de privilegiados que van de puesto en puesto, siempre gozando de elevados sueldos, de seguros de gastos médicos ilimitados, de jugosas jubilaciones, de aviones y helicópteros privados, de oficinas de lujo, de toda la tecnología, de juguito, café y galletitas, de asistentes y asesores diversos. Ese grupúsculo que sólo ve por sus intereses, que si no le gustan los muebles de su oficina los manda cambiar con dinero público porque no conoce el significado de "austeridad"; que se duerme en su lugar de trabajo, que no está ni remotamente capacitado para realizarlo, o que falta a él sin justificación. Esos que mandan comprar medicinas de mala calidad para el populacho, porque saben que ni ellos ni sus familias los tendrán que usar; que gobiernan y deciden para otros, pero que no admiten cuestionamientos, ni intromisión a sus intereses ni a su "vida privada".

A...

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