VIGÍA DE BOLSILLO / El primer cerco

AutorSofía Orozco

Mucho me extraña que, inmersos como estamos ahora en la hecatombe Trump, no haya salido por ahí (como es costumbre) algún sujeto iluminado, practicante de algún culto, a decir que Dios nos ha enviado a ese "mal hombre" como castigo por haber caído en la tentación del libre comercio, la globalización y la apertura económica. Que han sido tales los excesos de trapitos y zapatos "gabachos", hamburguesas y diet coke, que lo que necesitamos es perdón, purificación y expiación.

Mucho me extraña también que he escuchado a más de 4 mexicanos decir que nuestro Presidente no es tan "peor" comparado con el Presidente que con tanto desatino eligieron por allá. Parece que junto a tal personaje, de pronto Peña Nieto emerge como "estadista".

Desde que la pesadilla se convirtió en realidad, no hemos dejado la zozobra: que si el muro, que si los aranceles, que si la ruptura del TLC, que si las deportaciones, que si las remesas. Que si Twitter, que si las filtraciones, que si ¡una amenaza de invasión armada!

En poquísimos días hemos cambiado de preocupación con la vertiginosidad de una montaña rusa. Perdidos, confundidos, asustados y sin muchos recursos, alguien nos propuso unificar la foto en redes sociales y servicios de mensajería instantánea con la imagen de nuestra bandera. Si hay algo presente en nuestro día a día y con lo que realmente hacemos contacto, eso es precisamente WhatsApp y Facebook. En la era el "meme", una imagen lleva la poderosísima ficción de hacernos sentir activistas comprometidos.

Esa iniciativa no llegó sola, también llegó el recordatorio de comprar local, de dejar tu dinero en los changarros vecinos, de preferir lo hecho en México, de olvidar las importaciones, de "boicotear" todo aquel negocio que nos suene gringo, de volver fuerte nuestra economía a fuerza del consumo.

Nada mal la propuesta, sino fuera por varias aristas: primero, porque independientemente de que Trump exista, siempre ha debido ser así; no es lo mismo ayudar a enriquecer a una empresa transnacional a la que no le hacen falta tus mil pesos para pagar sus cuentas, que a una familia que vive de las ganancias obtenidas de su micronegocio.

Segundo, porque no todas las empresas transnacionales son el diablo personificado. La cantidad de empleos directos e indirectos que generan, las cadenas de proveedores que propician y la ventaja competitiva que les permite ofrecer mejores sueldos y condiciones laborales han traído buenos cambios a nuestra realidad.

...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR