VIGÍA DE BOLSILLO / Refundación

AutorSofía Orozco

Pasó un año ya desde que Alfaro señorea por estas tierras. Se esfuman los días, y lo urgente consume lo importante.

Hace mucho que dejé de estar al pendiente de si cuando sale de gira a la Sierra o a algún poblado perdido todavía transmite en vivo para sus redes sociales mientras recomienda una canción para el auditorio, o si sigue subiendo fotos de sus hijas y "su güera". Sí, muy bonito que sea un ser humano amoroso y feliz, muy bonito su gusto musical. No sé si compartirlo con el pueblo le funcione para algo, o si sólo sea por el gusto de que algunos aspectos de su vida permeen entre nosotros y con ello se nos borren las caras de enojo y amargura con las que muy frecuentemente hace declaraciones.

Nadie dijo que iba a ser fácil. Ser gobernador en estos tiempos es una especie de maldición, no la rifa del tigre. En estos tiempos un tigre suelto representaría más paz y ecuanimidad que la que tenemos apenas en un par de horas de la mañana de un día común.

Si algo se le reconoce a nuestro gobernador es que desde hace años se apasionó con la idea y aún contra todo pronóstico sigue en el empeño: encabezar a su manera un cambio radical en Jalisco. Él lo bautizó como Refundación, y casi puedo asegurar que el 96% de los jaliscienses no sabemos a qué se refiere. El 1% que lo sabe es porque se trata de personas estudiosas y dedicadas, y el otro 3% son miembros del gabinete.

Pues bien, la Refundación hablaba en primer lugar de Reconciliar: unir a gobernantes con gobernados, a derechas con izquierdas, a tirios y troyanos; habla de reconstruir el acuerdo social: esa mentira en donde se supone que todos queremos el bienestar del otro porque eso también es nuestro bienestar. Generaciones de egoístas y ventajosos nos hacen saber que un acuerdo social es imposible, que la ceguera nos sigue haciendo creer que para que yo esté bien no importa el malestar del otro, y que para que a mí me vaya bien, no importa que al otro le vaya mal. Él mismo como cabeza de gobierno no ha sido precisamente un reconciliador: bastantes rudezas le han salido contra la prensa, por ejemplo.

Luego habla de Reorganizar, y tampoco vamos muy bien que digamos. Reorganizar la policía metropolitana, el transporte público, el Poder Judicial, y sabrá cuántos más cabos sueltos entre permisos, licitaciones, depuración, burocracia, C5, coordinación. La Reorganización tampoco se ha experimentado en cabeza propia. El gran...

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