VIGÍA DE BOLSILLO / Volver a la normalidad

AutorSofía Orozco

Todavía resuenan las voces, la pintura no se ha deslavado del todo, el polvo levantado a pisadas ha vuelto a caer sobre las calles, y el silencio y la ausencia del paro de mujeres del día 9 todavía hace eco.

Para quienes no participaron el día 8, quizá lo más contundente sean las cifras: según datos oficiales, 80 mil mujeres se manifestaron en la marcha en Ciudad de México, 35 mil en Guadalajara; un poco más en ambos casos si se considera que la autoridad siempre tiende a la mesura como si se pudiera tapar el sol con un dedo.

En cuanto a pérdidas económicas por los efectos del paro del día 9, los expertos hablan de un rango entre los 37 mil a los 43 mil millones de pesos por el impacto de mujeres no laborando y no consumiendo, más los evidentes ajustes por la no realización del trabajo no remunerado y las actividades que muchos hombres no realizaron ya sea por hacerse cargo de hijos y casa, o por no poder llevarlas a cabo al depender laboralmente de una mujer.

Llegó el martes 10 y había prisa por volver a retomarlo todo. Prisa por borrar las consignas, desmanchar los muros, lavar las fuentes y hacer como que nada había pasado.

Prisa por quejarse de los actos que ni mis ancestros nacidos en 1890 se atreverían a llamar como "vandálicos" pero que en las redes gozaron de difusión y suficientes discursos como para tratar de desvirtuar todo un movimiento. Prisa por señalar, por denostar, por minimizar, por invisibilizar.

Prisa por volver fugaz un momento histórico.

Llegó el martes 10 y de nuevo las mujeres a sus puestos dentro y fuera de casa, de nuevo a la labor remunerada o no, de nuevo a las calles y al transporte público, de nuevo a vivir del modo que se vive hoy en día en este país: las estudiantes a la escuela, las obreras a las fábricas, las profesionistas a sus diversos empleos, las empleadas del hogar y las amas de casa a sus espacios.

Llegó el martes 10, pero 10 mujeres no llegaron a él. Según nuestras estadísticas, fueron asesinadas. Y otras 10 el día 11, y otras 10 el día 12 y otras 10 mientras transcurre hoy.

Dentro de lo mucho que uno pueda enterarse de opiniones diversas previas al día 8 y 9 de marzo, las que más me pulverizaban los ánimos eran las de los detractores que suelen llamar a las mujeres "argüenderas" y que esta vez agregaron también otros insultos que tienen que ver con "flojera, pereza y abandono de la virtud". Más allá del sobado...

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