Viven juego con fiebre amarilla

CANCHA / STAFF

TAMPA.- El Estadio Raymond James se convirtió ayer en una “casa de verano” de los Acereros de Pittsburgh, que tuvieron mayoría de aficionados en las tribunas durante el Súper Tazón XLIII.

Una inmensa mancha negra y amarilla acaparó las tribunas de la casa de los Bucaneros de Tampa Bay, que estuvo muy lejos de ser un sitio neutral, pues la “Nación Acerera” se volcó al inmueble para apoyar al equipo de Mike Tomlin.

La diferencia entre el Heinz Field, de Pittsburgh, y el Raymond James, es el clima, pues en esta época del año los Acereros suelen jugar sus partidos como locales con temperaturas congelantes y ayer lo hicieron ante una agradable brisa en la Bahía de Tampa.

En la transmisión de la cadena estadounidense NBC, los Acereros estuvieron “representados” por el legendario “Autobús”, Jerome Bettis, quien tras retirarse como corredor se convirtió en analista de televisión en juegos de la NFL.

Después de que los precios en la reventa cayeron por debajo de mil 500 dólares por boleto la semana pasada, un influjo de aficionados de los Acereros impulsaron los precios hacia arriba ayer.

“Los Vaqueros (de Dallas), los Acereros, los Empacadores (de Green Bay), es como si el país entero fueran sus fans”, expresó poco antes del juego Michael Lipman, presidente y director general de Tickets of America, una agencia de boletos. “Éstos son aficionados leales. El estadio va a estar 90 por ciento vestido de negro y oro”.

Si el entusiasmo y el ingenio podrían lograr que uno entrara al Súper Tazón, Adam Bursua y Jim Lambert habrían alentado a sus amados Cardenales desde la línea de los 45 yardas.

Desafortunadamente para ellos, los boletos el domingo costaban alrededor de dos veces más de...

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