Volver, volver, volver

AutorJuan Carlos García

TEXTO Y FOTOS: JUAN CARLOS GARCÍA / ENVIADO

PRAGA.- Colmada de todo tipo de arquitectura, ideal para un filme romántico por sus castillos, puentes y casonas, Praga seduce como la ciudad de interminables leyendas en Europa del Este.

Culta, elegante, divertida, la capital de la República Checa tiene un sitio ganado de forma perpetua en las listas de los lugares que hay que visitar antes de morir.

Casa de alquimistas y sueño de brujos años atrás, hoy en día provoca a la imaginación por su bien conservada estampa. Todas y cada una de las coronas checas que nos gastamos en un café, en un tour, en un acceso al museo, en una comilona, han sido bien invertidas. La tierra de Franz Kafka acoge al extranjero como si fuera de casa. Imposible conocerla en una semana ni en dos... hay que volver, volver, volver.

GALERÍA NÁRODNÍ

RELOJ ASTRONÓMICO

TORRE DE LA PÓLVORA

NUEVAS MANERAS

Subidos en el segway, qué mejor postal que la Torre de la Pólvora de fondo o la Catedral de San Vito. La mayoría de los recorridos abarcan de 10 a 18 puntos de interés, que son la puerta principal para ingresar a la Ciudad Vieja, resistente a permitir que su historia se oxide por el atractivo que es para los turistas del globo.

Del Callejón del Oro a la Basílica de San Jorge o justo enfrente del Reloj Astronómico, Orloj, del Siglo 15, que es el más antiguo de todo el Viejo Continente, la velocidad es enemiga si se trata de apreciar con detalle cada monumento. Aquellas construcciones que sobrevivieron a la Primera y Segunda Guerra Mundial, embelesan por su bien conservada apariencia. Es necesario mencionar que el centro está atestado de turistas y empleados, con pocos locales porque, de tanta gente que llega día con día, la mayoría evita la conglomeración diurna y nocturna y prefieren moverse en la periferia. Por eso, para ver checos y checas guapos y guapas: en las afueras de la ciudad o en el metro.

'EL CHURRO CHECO': TRDLNÍK

SE ABRE EL APETITO

Una explosión de sabores secos, duros y con poco condimento, revela al visitante la palabra clave de la gastronomía checa: práctica. La cerveza y el vino de canela, entre las bebidas que son irresistibles, de tradición milenaria, y la sopa nacional, hecha con zanahoria, setas y papa, son de rechupete. No faltan en ninguna calle el puesto con salchichas, de cerdo, res, pavo o pollo. Y ¡ay de aquel! que ose llamarlas "hot dogs" porque eso es muy gringo y para los locales son "salchichas". Y no se diga el palanga, un sandwich abierto en el...

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