Cinexcepción/ ¿Y qué nos dejan?

AutorHugo Hernández

La exportación de peloteros a las Grandes Ligas ha sido un permanente motivo de orgullo para el beisbol mexicano. En años anteriores llegar a "la gran carpa" era sinónimo de alcanzar la meta más alta en este deporte: la xenofobia estadounidense, que provocaba una competencia tremenda y desventajosa, constituía un obstáculo suplementario que los jugadores tenían que superar; mas les quedaba la satisfacción de que de ahí para arriba ya no había nada más. Con el tiempo y la expansión, incorporarse a un equipo norteamericano se convirtió en un evento si no más común por lo menos más frecuente. Y si todavía en los años 70 la Liga Mexicana extrañaba a los que se iban, la calidad de los que se quedaban permitía que el nivel, aquí, no sufriera un descenso notable. Con el cine, y en proporción, se empieza a vivir algo similar pero con consecuencias diferentes.

Por lo general la gente de cine que ocasionalmente cruzaba la frontera pertenecía al gremio actoral. Menos raro es el trabajo afuera de notables cinefotógrafos: Gabriel Figueroa fue solicitado en algunas producciones extranjeras; Gabriel Beristáin ha tenido una exitosa trayectoria en Inglaterra; con similares resultados han emigrado al belicoso vecino del norte Emmanuel Lubezki y Guillermo Navarro. Sin embargo, en tiempos recientes comienza a verse, también, la emigración de algunos realizadores. Inaugura la lista Luis Mandoki, cuya etapa mexicana, es justo decir, no parecía prometer gran cosa. Incluso, dado que en el momento de su "fuga" aquí seguía en activo todavía el grueso de la generación que vivió sus mejores momentos en los años 70, el paisaje del cine nacional, aun en su pobreza, no parecía perder consistencia. Pero desde hace algunos años el paisaje ya no es el mismo.

A mediados de los años 90 el país sufrió la emigración de dos jóvenes prometedores: Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro. El primero consiguió reconocimiento y un buen número de fans con Sólo con tu Pareja (1991): la cinta dejaba ver a un cineasta eficiente que si bien no manifestaba mayores pretensiones, sí exhibía virtudes nada despreciables para llevar a buen término su comedia. En adelante su estilo ha encontrado el espacio propicio en Estados Unidos. Su regreso por estas tierras, de la mano de Y Tu Mamá También (2001) no es lamentable, pero tampoco glorioso.

Cuando Guillermo del Toro presentó Cronos (1993) resultó...

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