¿Quién nos paga los años en la cárcel?

AutorSilvia Garduño

MÉXICO.- El mejor día de la vida de Teresa dentro del Cereso fue el día que nació su hija, con todo y que Gabriel, su esposo, no estuvo ahí con ella.

El peor, fue cuando el juez les dio a ella y a su cuñada Alberta una sentencia de 21 años de prisión.

Lo primero que se le vino a la cabeza fueron las historias de las mujeres presas abandonadas por sus esposos por las largas condenas que tenían que cumplir.

También, los relatos de otras mujeres que habían sido privadas de ver crecer a sus hijos, que sólo pueden vivir con ellas hasta cumplir los 5 años de edad.

En ese momento creyó que la justicia en México era inexistente. Hoy piensa que hay muy poca. En su caso y en el del Alberta, la justicia les llegó casi 4 años tarde.

Como ella, ahora piensa, hay cientos de hombres y mujeres indígenas en prisión, condenados por delitos que no cometieron.

En cambio, su cuñada Alberta ha vuelto ha confiar en el sistema.

"Existe todavía la justicia", señaló.

Ambas están conscientes que no hay quien pueda pagarles el tiempo perdido. Pero quieren limpiar su nombre. Exigen una disculpa pública de todas aquellas autoridades que se equivocaron.

"Pediría que se nos diera una disculpa pública, porque ¿quién nos paga los casi 4 años que estuvimos en la cárcel injustamente?", manifestó Teresa.

Directamente, no piden dinero, como buscan sus abogados a través de la reparación del daño.

"A mí no me importa el dinero, a mí lo que más me interesa es tener una familia, eso es lo que yo les dije, que me den mi libertad para poder estar con mi familia, no me importaría no tener qué comer pero estar con mi familia", comentó Teresa.

Desde su liberación les han preguntado muchas veces si exigen alguna sanción para los responsables.

Teresa y Alberta dicen que no quieren que los responsables vayan a la cárcel porque no le desea ese sufrimiento a nadie. Sin embargo, le parece coherente que dejen el cargo.

···

Alberta no se sintió muy bien durante todo el día. Se le bajó la presión y tuvo que recostarse varias veces.

Luego de desayunar huevo con jamón en el comedor del Centro Prodh, minutos antes de la conferencia de prensa, Alberta se levantó de su silla y dejó a Teresa con su esposo Gabriel y su hija Jazmín, de 1 año 2 meses.

Mientras Gabriel cargaba a Jazmín, la niña empezó a llorar. Teresa se levantó, la cargó y se paró junto a la ventana. Le dijo a la niña que mirara afuera, las...

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